En la historia reciente en Puebla -y probablemente el país- sólo dos delincuentes han proferido amenaza abierta en contra de dos diferentes secretarios de Gobernación.
El último y más reciente, Antonio Valente Martínez Fuentes “El Toñín” que el salir en defensa de su hija, presidenta municipal de Quecholac por el partido Pacto Social de Integración, dejó en video una advertencia velada en contra de Samuel Aguilar Pala.
Vive una vida paralela el “Toñín” sedicente “agricultor” con la de de otro líder mafioso en la escena poblana: “El Grillo” José Christian Hernández, muerto en un penal federal en Oaxaca, luego de haber sido detenido en Puebla en 2019.
“El Grillo” fue quien durante años monopolizó la distribución de la droga en las narcotienditas en los mercados de la capital poblana y su centro de operaciones estaba fincado en el Mercado Morelos, en el barrio de Xonaca, en donde fueron encontrados restos humanos.
Vidas paralelas las de “El Toñín” en el Triángulo Rojo y la de “El Grillo” en el Oriente de la capital poblana: el primero suele conducir automóviles de alta gama como los Lamborgini; o el segundo, a quien gustaba hacer fiestas en un salón para eventos sociales en donde obsequiaba dosis de cocaína y dinero en efectivo.
Como “El Toñín” que abrió fuego declarativo contra Aguilar Pala, “El Grillo” lo hizo luego de haber sido detenido por una falta de tránsito a bordo de un automóvil Camaro, llevado a la Fiscalía General del Estado cuando se encontró en posesión de droga, y luego liberado.
El personaje había ingresado al menos en ocho ocasiones a la FGE, pero no se le inició ninguna investigación; no tuvo en el largo periodo delictivo una sola carpeta de investigación porque gozó de la protección política del régimen panista de Rafael Moreno Valle.
Como “El Toñín”, fue un mal necesario para ese grupo en el poder que requirió permanentemente de los servicios de quienes habitan en las cloacas del sistema político.
En algún momento el ex gobernador Miguel Barbosa llegó de confesar el descubrimiento de una estrategia para terminar con su vida y el responsable de ejecutar el atentado había sido “El Grillo” a quien el autor de la columna le contabilizó hasta 13 sicarios que estaban a su servicio personal.
Imposible cuantificar el número de personas que perdieron la vida a causa de las actividades mafiosas de uno y otro personaje, porque en algunos casos no hay denuncia ni cuerpos visibles de las ejecuciones practicadas.
“El Toñín”, dice la historia, fue el principal protagonista en la batalla entre civiles y fuerzas armadas en la que fueron abatidos cuatro elementos del Ejército y seis civiles en Palmar de Bravo, en el municipio que gobierna su hija, Quecholac.
Sin embargo, la lista de víctimas se extiende desde que el grupo de Moreno Valle gobernó el estado de Puebla, periodo en el que se incrementó el número de tomas clandestinas y robo de hidrocarburo.
Falta aún ver la suerte que deba correr el líder criminal que se ostenta como agricultor. “El Grillo” pagó caro haber desafiado al poder en su momento.
“El Toñín” fue a patear al centro de la toma de decisiones del gobierno de Alejandro Armenta, un gobernador que desde sus juventudes se distinguió por no saber caminar para atrás. El último capítulo aún no se ha escrito.
@FerMaldonadoMX
clh
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