Le refiero estos datos en el contexto de lo dicho ayer por la secretaria de Economía, Raquel Buenrostro, respecto a que ya se prepara la estrategia para la revisión integral del TMEC, que está programada para el 2026.
Hay que tomar en cuenta que los norteamericanos ya también se están preparando y uno de los temas que ellos tienen como prioridad es la sospecha de que las exportaciones mexicanas a EU podrían triangular productos chinos, para llegar a Estados Unidos sin pagar los aranceles vigentes o los más elevados, en caso de que prosperen iniciativas para aumentarlos aún más.
México ha rechazado las acusaciones relativas a esa pretendida triangulación, especialmente en el caso del acero, que es donde ya se hicieron acusaciones y se planteó una investigación desde febrero.
La preocupación de los industriales norteamericanos, sin embargo, es mucho más amplia e involucra a múltiples productos.
Si en Estados Unidos sigue presente esta visión en los siguientes meses, como todo indica, es probable que pretendan que en el TMEC haya mayores restricciones para la recepción de inversión china en México, lo que podría implicar un efecto negativo en el nearshoring, que ha tenido como uno de sus componentes, la recepción de inversiones provenientes de China.
Ya le hemos comentado muchas veces que, en el Registro Nacional de Inversión Extranjera Directa, China ni siquiera figura. Pero las cifras de la Secretaría de Economía respecto a anuncios realizados ponen al gigante de oriente en segundo lugar.
Ni modo, quedamos en medio del conflicto geopolítico y salvo que hubiera una gran sorpresa y se llegara a acuerdos, lo más probable es que las tensiones prevalezcan y nos arrastren.
Ni México puede enfrentarse frontalmente a Estados Unidos ni tampoco puede tirar por la borda las oportunidades que le ofrecen las inversiones chinas que han llegado o quieren llegar al país.
El reto será encontrar esa delgada línea que le permitirá sacar ventajas de esta coyuntura.
¿Lo lograremos?



