En Tlaxcala existe un lugar lleno de arte, cultura y fe, se trata del Santuario y basílica de Ocotlán, un conjunto arquitectónico religioso de México que se encuentra dedicado a la Virgen María, emplazado sobre una colina a tan sólo un kilómetro de la Ciudad. Se encuentra a una hora de la ciudad de Puebla.
La bebida de los dioses tiene un santuario, el Museo del Pulque ¡Alerta fans de Hello Kitty, llega la Expo a Puebla!Es una construcción de estilo churriguresco que tiene más de 100 años de antigüedad, la fachada con sus torres es de las más delicadas que se pueden apreciar, el conjunto llama mucho la atención desde lejos; en torno a él se abre el valle de Tlaxcala con sus impresionantes montañas como son la Malintzi y hacia el poniente, el Popocatépetl y el Iztlaccihuatl.
En su interior el Retablo de la Pasión se ubica en el brazo norte del crucero, maderas doradas que se prolongan hasta los arcos y cronistas. Conmemora la Pasión y Muerte de Cristo, altar común en las antiguas iglesias. Se compone de dos cuerpos con cuatro columnas estípite en cada uno, más un remate con dos columnas que enmarcan la ventana.
La imagen de la Virgen María que se encuentra en la parte central es una magnífica talla vestida, en madera policromada y estofada. La altura es proporcional a las mujeres de la región; 148 cm. Se encuentra de pie en un pedestal de plata repujada con una ligera inclinación hacia adelante. Cubierta con manto terciado y vestido con delicados adornos que simula que le cae en pliegues rectos.
Es notable en ella el acento gótico, del que llegó a México en el siglo XVI. Los peritos en estatuarias de 1755 declararon que es de madera de ocote maciza, toda de una pieza.
La historia cuenta que la Virgen se le presentó a un indígena de nombre Juan Diego en 154 dentro del bosque de ocotes, ella le preguntó que a dónde se dirigía a lo que le respondió que a traer agua para los enfermos de la peste que azotaba al estado, sin embargo, la misteriosa mujer era la Virgen María, lo llevó al encuentro con aguas curativas en una quebrada de la vertiente del cerro junto a una barranca. Así el joven indígena llevó del agua para sus enfermos próximos a la muerte quienes se curaron inmediatamente.
Cabe mencionar que ese pozo de agua curativa sigue vigente, hoy se le conoce como el pocito, una capilla que se encuentra a unos 400 metros del Santuario de Ocotlán, es fácil llegar caminando. En ese lugar la gente puede ir a tomar agua, que de acuerdo con los creyentes tiene un poder curativo.
Puedes acompañar tu recorrido por este maravilloso lugar con un delicioso helado de maíz azul o bien en pan de fiesta que puedes comprar afuera de la Iglesia.
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